¿Cómo sería comer por primera vez?

Vivir como si fuera el último día nos puede llevar a acaparar, a quemar todas nuestras cerillas, a despedirnos de todo a lo que nos apegamos abrazándolo con fuerza para que no se marche. ( Cuantas veces habré escuchado: antes de verte y empezar a hacer cambios me pegué un festín). Y a la vez esa pregunta puede dispararnos a preguntarnos sobre nuestras prioridades, alinearnos en nuestras decisiones, a apoyarnos en tomar las riendas de nuestra vida y tomar esos pasos que el miedo ancla en el suelo y nos mantienen en una zona segura.

Nos hace dirigirnos a lo nuevo con una verdad esclarecedora. La mirada del primer día, puede darnos la oportunidad de descubrir desde la curiosidad algo que no éramos incapaces de ver y darnos cuenta de que simplemente vivíamos recordando lo que ya sabemos.

A veces la cosa más simple, vista desde otra mirada nos puede dar la respuesta al paso que no éramos capaces de dar, incluso algo nuevo que estaba ahí esperando ser visto.